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miércoles, abril 21

Deliriums otoñales:

Sentada en la banca de cemento, observo los àrboles quejarse de su desnudez a cada caricia del viento tempestuoso, excitados por la novedad de este cambio de estación, y entre hojas y recuerdos amarillos y marchitos, el tiempo transcurre junto a la avenida donde los autos compiten a toda velocidad por volar sin respirar. Y el aire tiene nuevos sabores y aromas a pesar de la mascarilla  y trae recuerdos de otros otoños, de otras bancas lejanas. Donde el transcurso del día hacia la noche no importaba, no tenía restricción ni reloj.Un tiempo estancado para dos, era. En que el oasis se abría de par en par para nosotros y sábanas adentro el hambre de las pieles era satisfecho con esa misma velocidad de un acelerador de besos hasta el fondo del corazón que parecía suspirar.

domingo, abril 11

Falsos amigos:

La sed de verle pudo màs, luego de varias estaciones deshojadas el tiempo y su oleaje terminó llevàndome a su orilla , ésta vez a sabiendas que sería la última vez.

Esa mañana sudaban las manos, y mi piel latía de sólo pensarle a corta distancia. Habían pasado varios meses sin olerle, sin besarle sin tenerle. Sabía que tenía dueña y aún así el encuentro se llevó a cabo con el disfraz de viejos amigos reunidos a conversar un café.

Sin embargo cada gesto mudo delataba el deseo mutuo, apagado entre sonrisas nerviosas y un dejo de nostalgia.

En cada sorbo de café nos recordábamos  bebiendo nuestros cuerpos sin prisa, huyendo furtivamente de la agobiante realidad. 

Y los besos culposos no tardaron en impregnarse de la espuma del capuccino. Y  respirar denuevo su boca era estar de cara al precipicio  de esa hambrienta atracción.

Fue el único encuentro en que no estuvimos desvestidos, en sus ojos se reflejaba la culpa por primera vez y aunque deseándonos hasta los huesos como en tantos amaneceres,  mantuvimos el acuerdo de un frío encuentro de amigos aunque el fuego nos quemara los silencios, y la entrepierna de esos mudos suspiros ansiaran desatarse como un huracàn, en unas sábanas prestadas como tantas veces.

El humo del cigarrillo evaporó el aire que asfixiaba de incomodidad, queriendo demostrarnos estúpidamente que podíamos mordernos las ganas, y a pesar de respetar el acuerdo de " sólo amistad" el sabor amargo aún pesa en nuestras noches noctàmbulas de falsa felicidad.


martes, abril 6

El escritor..

 

Cada palabra suya me llevaba por unos minutos hasta su orilla, hasta la puerta de entrada de alguna habitación oscura en la que entre humo y ansias me parece verle relatando sus delirios erótikos màs intensos, nunca supe cuales eran ciertos y cuales imaginados, pero era imposible no leerle hasta el final, sin saborear cada palabra de su puño y letra.

Leerle era en cierta forma desaparecer la distancia, era oirle sin oirle, observar su rostro de memoria a través de sus versos atrevidos,a veces furiosos por un amor que no fue, por ser una y otra vez un simple acto obsesivo, placer por placer, calmar la inquietud y la horfandad desnuda de aquel niño que juega a ser hombre.

Un hombre objeto, un hombre- niño preso de su carne, sediento una y otra vez de néctares guardados en el paladar de su pasión.

Leo cada letra como una partitura,y me  sumerjo de madrugada y comprendo todo.

Para esa hora de seguro el duerme en su habitación desnudo con la pluma entre sus dedos acunado por los demonios del deseo que lo vieron nacer entre esas mismas sábanas de su perdida inocencia.



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