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miércoles, octubre 16

El Analfabestia Erótico:

La  fantasía  de buscar el amante-amor-objeto de deseo ideal sabemos cuesta  hacerla realidad, más que cualquier otra  fantasía básica de posición kamazutresca, definir al espécimen ideal  se hace  una ardua labor  que mezcla peligrosamente la teoría con la realidad, y asumir que se tiene de   amante  a alguien que está muy lejos de ser perfecto.
Pero el tema que  hoy me  mantiene insomne  es  cómo definir al “equivocado”, y qué cosas  son transables ante   esta caricatura de príncipe. Y no puedo dejar de mencionar el término  que  últimamente creamos con mi amiga que ya tiene un “analfabestia” entre sus  sábanas - porque no tiene educación formal y hasta  habla con faltas de  ortografía- nos reímos a rabiar de sus  mensajes de texto, donde  la real academia de la lengua de seguro lo vería como un terrorista del lenguaje.
Sin embargo sus habilidades eróticas  suprimen cualquier vestigio discriminador  a la hora de sus encuentros y  el título de mejor amante de su vida, mantiene a mi  querida amiga  haciendo  ojos y oídos sordos,  para sólo  considerar lo que sale y  la hace sentir con su entrepierna.
 Y le encuentro toda razón,   a veces los más brutos son mejores amantes, los menos letrados,  más poetas en la cama, y lo que menos proyección tienen son  con quienes  más se disfruta, aún cuando tarde o temprano las diferencias sociales  ahoguen a  uno u otro, ya  que   con el tiempo  hay que salir de las   cuatro paredes y socializar.
Reconozco que no  he caído en ignorar lo de la educación, sin embargo   llego a mi vida  un analfabestia, que  no  ha dado ni un solo  paso en falso esperando que yo dé el primero, me intriga hasta cuando soportará sin lanzarse  al ataque, es un juego  peligroso, compartir sin que pase nada, y  guiarse por miradas y  detalles que no veía desde hace mucho.
 Ha sido un  caballero de esos que  ya no existen, y la sutileza de sus manos  es digna de cualquier seudo aristócrata que  he conocido hasta  hoy,  me intriga su paciencia y no pienso dar el primer paso, porque   seducirlo y  ponerlo nervioso me encanta y  saborear  la ansiedad de sus ojos  me ha dado   un placer nuevo: el de la  conquista en cámara lenta.
La adrenalina  de no saber cuando  me agarrará desprevenida para  besarme,  sentir como su piel despierta con el roce de mi  cuerpo que sin duda ha imaginado varias veces  se irá entibiando hasta hervir debajo de ese campesino de mirada intensa,  de manos  gruesas y trabajadas,  ásperas por el roce de las riendas del caballo,  y que seguro sabe muy bien usar.
Creo que sospecha que no es para mi – en teoría – porque ya insinuó algunas cosas y tiene razón no puedo descartarlo si no lo he probado. 
Siempre he sido racional,  y hasta ahora sólo he cometido equivocaciones  por irme por  los guapos y  bien dotados y no por lo de  adentro, me he dejado  llevar por la figura y no el fondo  y he pensado hacer un cambio radical y comenzar a irme más por el  fondo . Ya que puedo enumerar ya varios amantes bellos y cultos pero sin corazón.
Acaso   valdrá la pena dejar de seguir las reglas de  conveniencia, y correr el riesgo de  sumergirme en las sábanas de este diamante en bruto?.  Y recuerdo los   capítulos de la serie Infieles donde el jardinero, el  albañil de la construcción, el repartidor de pizza han resultado ser verdaderas máquinas sexuales, ¿porqué este campesino no puede ser de esos?, talvez esa parsimonia esconde un amante  fogoso e incansable y,  así como dicen los mujeriegos “en la variedad está el gusto”, porqué yo no podría  “variar” , y entonces qué seria yo una ¿“hombreriega”?  Si, suena bien:  variedad en todos los ámbitos porque cada uno tiene su encanto, algunos a la vista, otros  con los ojos cerrados, la luz apagada, las  sábanas húmedas y la entrepierna a 40 grados,  con el presente  estancado sin ayer ni mañana,  solo los instintos emergiéndose entre dos amantes huérfanos y ardientes, sin más nada en común que una pasión a satisfacer, tal vez muchas más veces que las presupuestadas.


viernes, octubre 11

Adiestrando Amante


Luego de pensar y pensar en Sex and the city, veo como  la vida es circular y lo que pasa al otro lado del mundo lo viven las mujeres en todas latitudes, y así como ellas hay que tratar de mantener vigente el glamour, la pasión y la femineidad y en ocasiones hacerse la inocente fogosa resulta más que la  pose de mujer  fatal y come hombres.
Porque la come hombres pareciera que todos le atraen todos le “sirven” independiente a la talla y estética etc., en cambio la inocente seduce más, porque no saben  si es o se hace, ya que es un a niña en el cuerpo de una mujer, y sus tácticas de LOLITA hacen del juego  impredecible y adrenalínico por estar inconscientemente seduciendo a una mujer que no se muestra como tal sino como una  divinidad casi intocable.
Esto hace más  entretenida la conquista ya que la inocente sabe  cuando  sacará sus armas, al ataque de la víctima de seducción, peor aún si es de más edad que ella, él la sentirá como un trofeo digno de mostrar a su socialité que lo deja en un altar por  significar esto que aún  puede seducir mujeres jóvenes y lo mejor satisfacerlas.
Y como tonta no soy losó que es  así y seguirá siendo por los siglos de los siglos, que existan los que prefieren el pasto tierno, y ahí está de nuestro lado  la estética para hacernos ver más jóvenes de lo que realmente somos, y el cuidado de la belleza debe sernos inculcados desde pequeñas,  no en vano  llevo varios años usando cremas  que hacen Keeling evitando manchas  y arrugas propias de el paso de los años y el clima sobre nuestros hombros.
Y aunque algunas nos resistimos a vernos  como el calendario diga, ene l corazón guardamos las experiencias buena  s y malas, y  el pobre próximo proyecto de amante  paga las consecuencias de toda esa “sabiduría” que nos ha costado  el  aprender a usar máscara para las pestañas aprueba de agua, y varios pañuelos desechables olvidando  alguna desilusión   al haber sido mal amada una vez más.
Creyendo que se puede evitar la próxima vez,  cuando en la realidad  ellos son también peces resbalosos e impredecibles que también arrastran viejos engaños y dolores varios por   relaciones tormentosas, que con el tiempo también los  dejaron como gatos de espaldas  frente a la posibilidad de un  nuevo amor.
Ya a esta edad cuesta encontrar por no decir es imposible encontrar hombres libres, sin  ex mujer e hijos, y hay que ser realistas ya no son solo para  una sino que compartidos con su pasado y aprender a tolerar esa mochila que traen no es nada sencillo.

Tampoco es sencillo renunciar ala libertad y el relajo de vivir sin un macho en la casa, no hay obligación de andar producida, ni erotizada todo el tiempo, así como también  de “atender” al amante  en todos los aspectos, dejando  un poco el rol  de amante furtivo  y pasajero al llevárselo a la casa 24:7.Confieso que lo intenté y fui absorbida en  mi esencia como con un a esponja, y la sobredosis de sexo de ese año aún persiste, pero  fue agotadora en el ámbito cotidiano matando al amante hasta reducirlo a su minima expresión la de   conviviente.Los grandes amantes de la historia no han vivido juntos, creo que la convivencia diaria, caer en la rutina jode todo. Y la rutina puede ser el más pálido verdugo de la más  fogosa intención de continuar  con  el erotismo y la adrenalina deliciosa de un amante sin apellido y siempre listo como un boy scout.Creo que la soledad no es buena para nadie, y que un vibrador no puede reemplazar a un hombre, sin embargo por el momento y hasta  un tiempo sin tiempo  es una  elección válida cuando   los hombres buenos y apasionados escasean, y  besar sapos ya no es mi deporte favorito, por el momento me rindo, saco mi bandera blanca, las pilas  nuevas  del envase para pònerlas en el  consolador, y  feliz y satisfecha gracias a la tecnología  y a la bendita silicona vibratoria que hace de la vida placentera  entre la escarcha y la humedad de esta habitación  que lleva un buen tiempo con la ropa de cama en su lugar y mi corazón bajo llave.

Los minutos eran especialmente llenos de ansias, pasando una a  una las estaciones de metro que parecían eternas para llegar hasta a El, las manos sudorosas, temblor  en las rodillas y la entrepierna  perdida en miles de porqués, habían sido años postergando el encuentro, ¿cómo sería su olor, cómo sería su boca,  cómo tocarían sus manos, cómo sería su sexo?.
Llamaba a cada minuto para saber por donde iba, cuanto tardaría, para decirme cuanto me deseaba tener,  una vez allá  abracé  la escalera mecánica entregada al destino, y allí estaba al fin, esperándome a la salida del metro con una enorme rosa en la mano,  cual Romeo esperando su Julieta,  para entregarme aquel  capullo rojo intenso en la mano,  al igual que su corazón.
Y el saludo  frente a frente terminó en una invitación espontánea a pasar el fin de semana  juntos, y yo  seducida por su encantadora sonrisa y sorprendida por su atrevimiento por supuesto  me hizo aceptar, para conocer más a aquel descarado exquisito, y no me arrepiento, muy por el contrario.
Ambos  necesitábamos adrenalina y desconectarnos del mundo. Nos alejamos del tránsito y la contaminación,  y lo que iba a ser un encuentro pasajero, terminó entre las sábanas de una playa cercana, y fue un fin de semana maravilloso, como si nunca hubiésemos estado sin tocarnos, sin olernos, sin hablar desnudos de  cuerpo  y alma,  caminando de la mano como viejos amantes junto al oleaje cómplice, sin prisa.
Una vez en la habitación con vista al mar nos sobraba la ropa, y estuvimos  recorriéndonos a la luz de  la luna, enredados en el silencio descubriéndonos, beso a beso,  queriendo más.
Y el deseo se quedó con nosotros  sin  preguntas, todo naturalmente dulce y cómplice, la naturaleza, nuestros cuerpos todo  formando parte del paisaje  mientras se deshojaba el calendario  dejando la vida pasar, el deseo aumentar y la amistad con  ventaja  acurrucándonos por mucho tiempo sin tiempo.
A veces somos demasiado racionales y dejamos pasar muchas oportunidades de ser  felices – estado  momentáneo y finito-  analizando hacer o no  hacer, vivir o no vivir lo que sólo se puede  ver florecer de una sola manera, en otras palabras  me dejé llevar y hacer, en virtud de la experiencia y  en contra de la anacrónica crianza que invita a hacerse la difícil  y postergar y postergar mordiéndose  los labios, hasta estar bien segura de aquello que   jamás nos entregará certezas: el amor.
Y el  amor  tiene distintas caras, dosis y maneras de  atravesársenos en el camino y ésta era una de ellas,  perdiendo la cabeza en esos brazos, en ese hombre que de pronto había aparecido lleno de placer y extrema dulzura.
Su voz tenía un tono de sutil abandono, cansancio de la rutina y del mundo, sobre todo en tan ajetreada ciudad al igual que yo. Veníamos  desandando  relaciones sin horizonte, a costa de una soledad implacable que nos arrojó el uno al otro. Hasta que el destino me llevó a otro a dejarle ir…
Y me quedo con sus ojos perdidos en mi al despertar, con su cara de fascinación al sentirme acariciarle, con el recuerdo de  dejarnos caer al colchón sin secarnos al salir  de la ducha húmedos y hambrientos, aún sin falsas promesas, fuimos uno día tras día,  un escape exquisito lleno de lujuria, pasando a  la mansedumbre de quien se  desea y se escucha.
La vida está llena de momentos de pasión incluso sin expectativas, más que disfrutar el presente, esos que  vimos atardecer tantas veces, a cada palabra  a cada  suspiro, a cada roce. Borrando huellas pasadas, amargos  vestigios de  amores  que no nos merecieron por diversos absurdos de  un kara inexplicable que jugó con nosotros  que unió nuestros cuerpos, aún a pesar de esta súbita distancia, las sensaciones no se olvidan y el reflejo de nuestros alientos y miradas  tampoco.

Es cierto que los amores inesperados siempre duran más, no hay expectativas, no hay plazos ni  comienzo ni fin, sólo son, sólo están uno con el otro  alli, mientras la pasión hable y diga que seguirá , pueden ser semanas , meses  dejándose llevar por el deseo de uno por el otro seduciendo y seducida, amada y disfrutada, sudada y agitada, beso a beso, roce a roce, simplemente descubriendo que se puede estar con la persona correcta en el momento menos planificado.

Hasta que la vida nos arrastre de nuevo con su marea  caprichosa y su oleaje caprichoso lleno de  remembers…


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