
El instinto de sobrevivencia, nuestro instinto gregario, y el poseer feromonas inevitablemente nos lleva a agruparnos y emparejarnos.
Sin embargo a veces, o en mi caso la mayoría de las veces elijo mal, pareciera que tengo un imán para hombres objeto que al corto tiempo se convierten en hombres-lastre haciéndose toda una odisea y una maniobra de inteligencia terminar la relación sin salir malherida física y económicamente, porque si bien es cierto a las mujeres nos gusta ser impulsivas a ellos también les enciende que tengamos ese toque de impredicibilidad, el impulso en el momento equivocado puede jugarnos en contra. Arriesgándonos a recibir desde un balazo hasta la precariedad financiera.
Yo estaba en contra de terminar en paz con los ex, hasta que luego de largas charlas de concientización con mi experimentada y estratégica amiga Marce, porque ella si sabe de estas cosas, me abrió las nubes y me demostró científica y bancariamente que sí se puede ser amiga de un exmarido o una ex pareja, la sorpresa fue enorme, se me abrió un mundo de diplomacia y aprendí a pensar antes de hablar.
Yo sabía que uno vivía en paz si les hacía pensar a ellos, que ellos tomaban las decisiones, y como una estrategia básica para mantener el control de la billetera y del presupuesto, pero de cortar relaciones no sabía nada hasta hace poco mandaba al diablo al susodicho y deseándole las penas del infierno por no haber sido mi príncipe azul y seguir sola en este valle de lágrimas.
La verdad no me gusta dormir sola y creo que quien diga que sí le gusta miente, no me estorba le silencio y la tranquilidad, pero sin duda es tener algo tibio que abrazar en medio de una noche de invierno o de truenos incansables.
Es agradable tener compañero, amante, o como se llame, y he descubierto que ellos son como la felicidad, son momentos buenos que a veces duran más, pero no son eternos. ¿Será que existe la felicidad eterna como dicen los budistas? ¿Será que existe el hombre correcto? ¿Será que el libro “Manual de la perfecta Cabrona” fue una señal?
Al menos lo intento,de aquí en adelante ser una mujer cabrona, ser un poco bruja los atrae, ser demasiado mansa ahuyenta y enfría a los hombres y decir que no si puede estar en nuestro vocabulario y ellos aprenden a obedecernos, aceptarnos e idolatrarnos si los manejamos con astucia.
Ser temperamental no me dio buenos resultados, en cambio ser racional y, dejar el corazoncito cerrado, como me dijeron en mi sesión de Reiki a veces es necesario y productivo, a veces hay que dejar congelado el corazón, a veces hay que tomar distancia, tomarse el tiempo para encontrarse a si misma sin desespero: mejor sola que mal acompañada. En la misma sesión me dijeron que mi intuición creció al 2000% así que ya no soy la misma incrédula que antes, ya sé lo que me gusta y lo que no me gusta, sé lo que es un hombre y cual no lo es y, lo mejor, aprendí a escapar a tiempo sin sacar el pie del acelerador cuando me di cuenta que me equivoqué, pero en el amor es así, si no te arriesgas no ganas, y si pierdes sigues participando.
Algunas mujeres poderosas y dominantes: Cleopatra, Lucrecia Borgia, la Quintrala han escrito con sus vidas la supremacía femenina sobre la animalidad del hombre.