Sin duda
lo peor de tener pareja es perder la libertad y ese estado de disponibilidad
voluntaria a la conquista, de pronto se tiene un “dueño” queramos o no, por un
“ tiempo” que depende muchas veces de ser capaz de reconocer si era o no lo que
buscábamos , y huir si definitivamente
no lleno nuestras expectativas, a pesar de haber intentado corregir detallitos
una y otra vez hasta el hartazgo.
Debo reconocer
que este tiempo depende, en mi caso, que ellos no sean predispuestos a caer en
la rutina tanto íntima como social. Habiendo un libro tan creativo e inspirador
como es el Kamasutra aún en el 2012 hay parejas que morirán practicando la
posición del misionero, en el día pre
establecido y a la hora de siempre.
Es
cierto, mucha gente considera el sexo
una obligación para dejar conforme al otro, para cumplir con la función
de esposa (o) y si pueden hasta lo
evitan y no lo entiendo, si es placer gratis.
El
fundamento del dolor de cabeza tampoco
es válido, pues la producción de feromonas y todo lo demás actúa como
analgésico frente a dolores varios incluyendo el lumbago, científicamente
comprobado por mi asique con conocimiento de causa, ya que tuve una caída de
escalera que me dejó resentida varios meses menos en esos momentos gratos y
extremadamente fugaces, si fugaces, porque nadie puede decir que cuando lo está
pasando genial el tiempo pasa lento, muy por el contrario.
Y ahora
soltera y libre de nuevo con 32 grados a
la sombra, pienso en el amor, en lo esquivo que es y en el sacrificio que me ha
significado confundirlo hasta ahora, cuando sólo he visto espejismos y la
verdad de verdades ya estoy comenzando a desistir de creer en que la fantasía
del amor ideal existe, porqué siempre hay pruebas y pequeñas trampas que
superar, pruebas de tolerancia y paciencia que a estas alturas son más bien
obstáculos para mi felicidad y plenitud.
Sí ,he
vuelto a estar en el camino de la
soltería, una vez más voluntariamente, decidida
a tomarme un año sabático sin hombres en mi vida, que hasta ahora más
bien han sido una piedra en el zapato más que compañeros de vida.
Así como
una callejera, continuaré apreciando la belleza masculina, el atractivo
exquisito de ellos en los lugares más
inesperados, tampoco me volveré ciega y despectiva coquetear no hace daño muy
por el contrario. Sólo serán aves pasajeras, una brisa en el desierto, una
chispa en mis labios en medio de este calor, pero desde la distancia, porque
esta mujer necesita vacaciones, congelar el corazón, olvidar celos obsesivos, y
mútiples intentos fallidos de dependencia sicológica, de quien ansiaba ponerme
no sólo una argolla en el dedo, sino una cadena de mascota o convertirme en un florero, un adorno sin cerebro… luego de caer en razón estruendosa y súbitamente me declaro
libre y felizmente soltera.
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