
Luego de mi salida anterior con el imbécil que me arrastró hasta una terma, y no me cogió como dios manda en el mandamiento ama a tu prójimo como a ti mismo, pues me vino una suerte de calentura de alto calibre de la que -hasta hoy- no puedo librarme con facilidad. Y eso que lo he intentado. Es que para no asesinar al imbécil -sí, tengo sangre en el ojo y ya me tocará la venganza- y no caer en una depresión que me llevara por el despeñadero del desprecio a mí misma, me dediqué a pues a sobarme, emborracharme y coger con un par de amables caballeros que no tuvieran ni un problema de erección, interés, identidad sexual, ex novias y varios etcéteras. En resumen, presas fáciles: erectables, cariñosos y disponibles. La verdad, salí al mundo en busca de cuasi esclavos sexuales. La primera víctima la encontré en una fiesta. No sé como se llama y por lo poco nítidos de mis recuerdos intuyo que era muy muy pendejo, pero ¡qué va!, los caminos del señor son torcidos…¿O el señor escribe en reglones torcidos?…Da igual. El asunto es que escribió para mí. Al día siguiente de haber llegado de la terma partí a una fiesta en la que me emborraché en cuarenta minutos, a los cincuenta bailé con el que me gustaba y a la hora diez minutos me di unos besos cerdos; a la hora treinta unos manoseos libidinosos e inadecuados y a las dos horas terminé en su auto (más bien era de su mamá según dijo, pero con ese comentario me hice la idiota) agarrando lo que pude en los escasos metros que un auto le permite a una. Es decir, prácticamente colgada de las manillas de la ventana, con los pies en el tablero y con todo el ritual del auto, que como sabemos, no incluye penetración, pero sí mucho mucho toqueteo y corridas de manos con las que quedé ardiendo. Pero sintiendo que estaba viva. La segunda víctima fue el clásico ex. Llamado a altas horas de la noche, taxi en la puerta, ropa interior calentona, arribo desesperado y mucho, mucho entrar y salir. Poco beso, mucho sexo, muchas posturas, mucha transpiración, mucho cabalgar sobre el tipo como si me fueran persiguiendo por robo a mano armada, mucho tirón de pelo, un buen par de cachetadas bien dadas, en cuatro, arriba, abajo, me voy, me voy…gimnasia, gimnasia, gimnasia. Se fuma un cigarro y me da la lata de siempre con el amor, la pena, la rabia, lo que no fuimos…y ahí agarro mis pilchas y me voy a hundir en la tina de mi casa hasta arrugarme para dormir. Ahora, además de sentirme viva, estaba agotada y adolorida. Al menos apagué el incendio. La tercera víctima fue un amigo. Lo que incluyó ida al cine con cabritas, buen chiste, harta conversación, lectura de libro, nada ropa sexy, mucho cariño, beso, poco atletismo, pero amable. Casi como sexo de la tercera edad. Pero en mi tercer intento por sacarme del cuerpo el trauma de que un tipo que me gusta no me haya querido coger, pues necesitaba tirar con el abuelo de Heidi. Y no estuvo tan mal. Ahora estaba viva, follada y follada-querida. Aunque claro…Siendo honesta, esto de tener que juntar a tres para sentir lo que intuyo me tendría que hacer sentir uno solo, pues está al borde de lo patético. Lo sé. Pero qué me queda sino. Esto me divierte más que hacer yoga; es menos dañino que comerse el refrigerador; mi siquiatra no es suficiente con una sesión a la semana; mis amigas no me pueden dar lo que un hombre me da; la masturbación sirve pero no compensa; la televisión me aburre; el alcohol aumenta el deseo; el sauna me hace arder; la lectura ayuda, pero me cuesta concentrarme; el cine apenas mata unas horas por día; mi familia me cansa…¡Bah! Ya se me va a pasar digo yo. Aunque quizás sería más sano ir a decirle al imbécil aquel que me coja como dios manda o al menos saber por qué no me quiere coger…Pero es que eso se me hace más insoportable que todo lo anterior. Cuando me imagino frente al tipo creo que no voy a poder resistirlo. Como si mi deseo fuera algo que hubiese que esconder. Como si mi deseo me volviera detestable. Como si desear fuera una mierda. Y la verdad es que a mi el deseo me come. Miento, mi deseo se quiere comer todo.
4 comentarios:
crónica pormenorizada... muy entretenida... pero justa, al final en que quedaste?... supongo que tendrá una secuela... el regreso, la venganza... el motivo, la razón, la justicia, la víctima, en antagonista.... y como siempre tú... la protagonista
A este can le gustó mucho , mucho ; lo excitó , pero lo calentó de verdad , con emoción .
¿es tuyo? lo pregunto porque al final dice The Clinic.
Hay ansiedad , calentura , rabia , dejos de melancolía pero sólo dejos , nada de sensiblería y mucha pasión .
Habida cuenta de todos los diezmados por la artillería de la narradora , yo , no los habría llamado "esclavos" sino , corazonesrotos o más bien , víctimas de una hambrienta .
Me gustó eso de "los besos cerdos" , genial . En las artes marciales para alcanzar la maestría en la lucha uno debe volverse animal (y eso es dificil) , sólo un animal sabe pelear con instinto . En lo erótico soy de la opinión de que ocurre lo mismo .
cariños del
perro pintado
Supuse que era tuyo por lo de "esclavos" . Bueno , en fin
Qué buen relato. Tienes una imaginación desbordada mi amiga. La imaginación al poder ya sea en la historia ya sea en la ficción. Espero que en este caso sea pura ficción . Me encantó.
Besos
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