Nunca pensé que emigraría de ese pueblo finalmente, lejos de la caca de caballo, gallinas cacareando y comercio de un solo piso, mirar viñas ya me tenía podrida, no entiendo cómo tanto gringo llega hasta allá sólo para mirarlas en su silencio y fomedad.
Fue demasiado tiempo para mí, lejos del estres de la ciudad, la rapidez de la locomoción colectiva que desde hace años no me era necesaria. Amo el ruido de los vehículos compitiendo por llegar hasta la esquina, los tacos en los semáforos, y los locales nocturnos abriéndose para mí, para que cada fin de semana conozca uno diferente.
VIVA LA CIVILIZACIÓN, REGRESÉ PARA QUEDARME !!!!
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