
Mi mano derecha aún está caliente, sudorosa, él se ha ido, ya le he dado el postre, le ordené bajar sus pantalones negros de polyester para que dejara ver su slep colales y así poder darle unas cuantas nalgadas para que me recuerde esta tarde, luego de las tres primeras no me pude resistir al bulto tibio colgándole entre las piernas, asique amasé con pasión sus testículos envueltos por el suave algodón negro, continué con algunos fustazos, el sonido del cuero chocando su trasero me excita terriblemente.
Se ha ido entre besos y te amos, suplicando por más postres como este...