
Hacia el año 1880, cansado de masturbar manualmente a sus pacientes, el doctor Joseph Mortimer Granville patenta el primer vibrador electromecánico con forma fálica. Durante el siglo XIX, el masaje de clítoris es considerado el único tratamiento adecuado contra la histeria, de manera que cientos de mujeres acuden cada día a su médico para que les masajee la zona y les induzca a un "paroxismo histérico", hoy conocido como orgasmo.
La mayoría de los vibradores estaban enfocados a las mujeres, pero también se diseñaron algunos para uso masculino, incluyendo modelos en forma de cinturón que se decía ayudaban a estimular la circulación y vibradores internos para dar masaje y “descargar” la próstata.
La imagen y reputación de los vibradores cambió completamente a mediados del siglo XX por dos razones. La primera fue que en 1952, la Asociación Americana de Psiquiatría declaró oficialmente que la histeria femenina no era una enfermedad legítima, sino un mito anticuado. El segundo motivo fue que la popularidad del cine en general hizo que las películas pornográficas tuvieran más difusión, y varias de ellas mostraban actrices utilizando el vibrador como juguete sexual.
Los vibradores se vendían disfrazados de utensilios de terapia. Cuando salió a la luz que el tratamiento para la histeria femenina era básicamente una sesión de masturbación (ya que la enfermedad no existía) , y el cine porno demostró los hechos en pantalla grande, la gente empezó a ver a los vibradores como objetos de perversión sexual. Esto causó que los vibradores desaparecieran de las revistas femeninas, catálogos y estantes de tiendas populares como Sears Roebuck donde se habían vendido por casi medio siglo.
La sexóloga Betty Dodson empezó a utilizar vibradores en sus talleres de salud sexual femenina a mediados de la década de 1970 y después de varios años los aparatos fueron reapareciendo en los estantes de varias tiendas. El uso del vibrador recibió otro impulso a mediados de la década de 1980, cuando en medio de la crisis del SIDA, el Cirujano General de los Estados Unidos lo incluyó en una lista de practicas de sexo seguro. Hoy en día es generalmente aceptado que el uso de los vibradores no causan ningún efecto sexual negativo y que se pueden disfrutar en pareja como parte de una relación sexual sana.
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8 comentarios:
Pedagógico artículo , interesante .
Al parecer el mundo está lleno de histéricas , histeriquillas .
Bien podría aplicarse el refrán de "A nadie le falta dios" .
Últimamente siempre nos cuentas cosas interesantes, mi Erótika y amada amiga... Muy educativo.... Gracias, caricias y besos... vibrantes,
V.
Sabía lo de la histeria, pero no se me había ocurrido pensar que el médico se dedicara a masturbar a sus pacientes, jajajajaja!!! Me imagino las colas de mujeres que habría esperando su turno. Sería peor que la Seguridad Social de España :-D
Besos salvajes.
contratar los servivios de un profesioanl para que te marturbe....ese negocio me guato!!! jajaj
Interesante post...
Bsss. Nos vemos.
Muy interesante sin duda. Supongo que la histeria halló terreno fértil para propagarse entre las mujeres de la época.
¿Masturbar manualmente a sus pacientes? ¿Algún fin médico para ello por parte del Dr. Granville? Ya veo...tratamiento contra la histeria; muy interesante, je. Ahora, no sabía lo del uso por parte de los hombres.
Pedagógico artículo, como ya alguien lo destacó en comentarios precedentes. Saludos cordiales.
Un dato muy interesante. Saludos!
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