
Sabía que te ahogaba el estres, sin embargo el camino serpenteante de mi deseo no pudo más hasta provocarte y desatar aun a pesar de tus ronquidos el despertar de tus dedos que instintivamente me recorrieron como solo tú sabes hacerlo, pronto callaste y te pusiste sobre mí, cogiste mi mano y la llevaste a tu garganta, sabía lo que querías, ansiabas la falta de aire, el pequeño sofoco que te hace gemir y desearme aún más , luego llevaste mis dedos suaves y blancos por tus mejillas, tu barba estaba algo corta sin embargo lo suficiente para dirigir mi palma hasta entonces fría al lugar exacto, diez veinte treinta.. nosé cuantas embestidas todas igualmente excitantes y placenteras, una pausa y denuevo, otra vez amanece y en algún lugar canta un gallo avisándonos que es hora de dormir.
4 comentarios:
De nuevo muy oriental: el imperio de los sentidos.
voy y vuelvo!!!!!!!!
Eso de que el gallo avisa para dormir es auténticamente transgresor. Me encanta.
Besos
interesante la paleta
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