
Gran parte de los post de este blog han sido escritos luego de humedecer las sábanas y el de hoy no es la excepción. Luego de 3 semanas veraneando sin mi incondicional peludo, pero acompañada de mi fiel y siempre dispuesto moradito, he vuelto al sexo de verdad, porque no hay nada mejor que un vibrador humano, con la temperatura justa y lo mejor: con vida propia. Había casi olvidado lo que era un revolcón de estos con besos desesperados y lenguas hambrientas reconociendo cada rincón. Los orgásmos de hoy fueron distintos, ellos vinieron a mí, ellos me enloquecieron sin prisa.