
La melodía de fondo me desconcentraba del momento; solo se sentía el olor a sexo. La penumbra del motel cosechaba lujuria, el vino desparramado en el piso, después de haberte asaltado con mis manos. La cama expectante, asechaba nuestros cuerpos inmersos en la esclavitud de nuestra calentura, tirados en el suelo, arrastrándonos como víboras entrelazadas, combatiendo nuestro orgasmo. Tu Channel N°5 se adentraba en mis fosas, envenenando mi cuerpo, atrape tu cabeza contra mi miembro, lo chupasté bestialmente, aspirando de mi cañón el adultero opio que alucina tus entrañas. Lo lamiste, laseraste, mordiste, provocándome una eyaculación violenta e infinita, muriendo en tus labios carnosos, que luego, ingeriste con placer y desinhibida de toda pena; mi leche, tu leche. Apoyaste tu convexo en mi cara, yo, apretándote los labios, apresure tu grito, luego un gemido, una mala palabra, mas gemidos; saboreé tu concha vacía, esperando que tu elixir perlado, se depositara en mi lengua. Tus nalgas temblaban en mis manos, mi lengua, interfirió en tu agujero negro, sintió el frío en tu ardor, lo besé, lo olí.Luego mis dedos te clavaban, primero uno, después dos; jugué con tu oscuridad adentrándome, fugándome, rápido y lento. Abandoné tu satélite, para terminar donde fue el principio de la vida, peleando mi lengua contra tu clítoris, ¿quién se adormecería primero?. Hinchado, nacarado, nacido de tu cueva, se hizo ver después de tu llanto acongojado, gritabas ilusa, transpirada, fatigada de sexo oral, gritabas que no continuara; ya era dolor, después del orgasmo. La penumbra, la cama expectante, seguían ahí, mientras arrodilladas las sombras de nuestros cuerpos, se mecían con los gritos de la otra habitación voyeurista. Su temperatura seguía alta, tome la cadera, la incline hacia mí, abriéndole su abanico inmenso, penetrándola despacio, sintiendo la carne, cortándose. Acicalando su fuente, arremetí como asaltando su conciencia, profiriendo de ella, alaridos de estrepitosa importancia; desplegué mi látigo hasta hacerla gotera, sobre la alfombra oscura. Formando una X, apoye mi cuerpo en mi espalda, mi miembro quedo enterrado; uno de sus pies hermosos lo deposite en mi boca y con mis manos la balanceaba, para que mi prepucio se desnudara.Sentí su mano calando su clítoris y la presión de mi miembro aumento, cuando mas rápido movía sus falanges, más aumentaba mi ardor. Así fue todo, temblequeos, gritos, gemidos, olores, sudor, desesperación, mientras la leche corría por mis testículos, mezclada con el flujo vaginal de Antonella.